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JOSE LUIS GRAVALOSA

miércoles, 31 de marzo de 2010

CONOCER MAS...

El Folclore de Cantabria presenta un gran variedad a lo largo de sus valles con complicadas danzas de lanzas o paloteo, formas populares como el pericote o las jotas montañesa acompañadas siempre de la rica música vocal.

El pericote lebaniego (de finales del siglo XVII. Esta danza se baila principalmente en la zona de los Picos de Europa con características genuinas, distintas del pericote asturiano. Es una danza de romería movida aunque monótona, pero se trata de ser el único baile de nuestra región en el que un mozo baila con dos mozas. Entra en juego la coquetería y se finge resistencia a bailar con algún que otro desprecio y el dejarse convencer, muy típico de los bailes de Cantabria).

Jotas montañesas (bailes de romería cuyo origen no se conoce con fijeza, pero que seguramente comenzaron a bailarse en el siglo XV o a principios del XVI. Los mozos y las mozas se reúnen alrededor de la Ermita de los santos o en la plaza del pueblo y bailan en grupos de dos, tres, cuatro o más parejas) o religiosas como picayos.

ROMANCE DEL CONDE DE LARA (Santander)

Danza interensantísima. Según don Ramón Menéndez Pidal, se trata de una supervivencia de alguna danza cortesana mediaval. Su ejecución es muy ceremoniosa. Los varones van ridiéndose al paso de las mujeres, las cuales se mueven con una impresionante mesura y honestidad. No parece de origen popular, sino erudito, de salón, de cortesanía. Desarrollado en forma mixta, con movimientos y giros de suma elegancia, no puede ocultar este baile su origen cortesano. El pueblo ha sabido recoger ese ambiente y conservarlo. Por supuesto, el propio pueblo ha incorporado a la danza modalidades y transformaciones de indudable origen popular, que no hacen sino confirmar la sutil facilidad de adaptación del medio popular castellano a la cortesanía medieval. En cuanto a las características del modo instrumental las melodías son claras y el optimismo de sus melodías es evidente. Los mozos danzan vivamente un paso de picayo de mucha agilidad, inclinándose con reverencia al paso de las mozas.

Existió una rica tradición de música vocal donde destacan la característica tonada montañesa con la voz sola o acompañada de gaita, las rondas, las mordaces coplas acompañadas por el rabel y las pandereteras. Una agrupación instrumental bastante popular es la constituida por un tamboril y un clarinete agudo denominado localmente como pitu montañés. Otros aerófonos tradicionales han sido la gaita, en expansión, y la vozaina, el silbu o los albogues ya en desuso.

Cada una de las comarcas cántabras, cada uno de sus valles, del mismo modo que posee su propia personalidad y costumbres, luce con orgullo sus trajes tradicionales, diferentes y únicos, memoria hoy de tiempos pasados.

El Folclore de Cantabria presenta un gran variedad a lo largo de sus valles con complicadas danzas de lanzas o paloteo, formas populares como el pericote lebaniego o jotas montañesas o religiosas como picayos.

Existió una rica tradición de música vocal donde destacan la característica tonada montañesa con la voz sola o acompañada de gaita, las rondas, las mordaces coplas acompañadas por el rabel y las pandereteras . Una agrupación instrumental bastante popular es la constituida por un tamboril y un clarinete agudo denominado localmente como pitu montañés. Otros aerófonos tradicionales han sido la gaita, en expansión, y la vozaina, el silbu o los albogues ya en desuso.

La música folk cántabra no ha tenido la misma proyección en el exterior que la gallega o asturiana, si bien Cantabria también vive desde los 70 la corriente de recuperación con grupos como Ibio, Luétiga o Atlántica y multitud de festivales destacando el Festival Intercéltico de Orejo.

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