Abundan en Cantabria el hierro y la madera, y de ambos materiales se hacían los objetos tradicionales de la vida doméstica y del trabajo rural, el cuévano pasiego y la albarca carmoniega son piezas que aún hoy se utilizan. Otros van siendo sustituídos por productos de la industria. Son útiles para el ganado (yugos, cebillas), el trabajo en el prado (rastrillos, carros de curiosas y fuertes ruedas), la manipulación de la leche (colodras), la fabricación de la mantequilla y el queso (moldes, mantequeras, saleros). Piezas mayores de la artesaría cántabra son los muebles de madera de roble o castaño, de un estílo típicamente montañés: patas torneadas, paños con cuarterones, decoración a base de talla sobre dibujos geométricos circulares y exagonales o estilizaciones vegetales, y ensamblaje por espiga y cola de milano.
Cabezón de la Sal y Santillana albergan unos cuantos talleres en los que es posible encargar, sin prisas, bellos y elegantes modelos de camas, mesas y armarios.
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